Mi madre me enseñó esta receta, era la favorita de mi abuelo. Es el único postre que sé preparar. Cuando me mudé de ciudad, sola, a los 22 años (2015), me la envió por correo electrónico para que no la olvidara. Ahora la comparto con ustedes, espero que puedan apreciarla tanto como yo.
Ya no la preparo igual, sigo pensando que mi mamá usa demasiada azúcar. Además, debo aclarar que el aceite es de girasol o de soja, un aceite de sabor suave. En la lista de ingredientes no se mencionan los huevos; la mezcla lleva dos o tres.
Les recomiendo esta receta para un día triste, no hay nada más reconfortante que una torta de zanahorias ralladas. Yo no suelo decorarlas. Le pongo una taza y media de aceite, esto quiere decir que los únicos ingredientes con cantidades estables son: la harina de trigo y la zanahoria rallada. De resto, todo es al gusto. Eso sí, nunca puede faltar el toque de canela en polvo. Mi versión también incluye azúcar morena porque, no sé, según mi lógica, le aporta más jugosidad.
Una vez mi madre dictó un curso de repostería, me impresionó cuántas mujeres estaban en la sala de nuestro pequeño departamento para conocer la famosa "torta sacripantina". Mi madre aprendió de un libro y solo repitió la receta como experta, nunca tomó clases de cocina. En esa época teníamos muchos negocios de ese estilo para ganar dinero, ya saben, principios de los 2000's en Venezuela. Ese taller de repostería solo duró un día. No recuerdo el resultado, pero como niña no entendí cómo mi madre se había convertido en una maestra repostera de la noche a la mañana cuando, evidentemente, solo sabía hacer torta de zanahorias ralladas, la mejor de todas.
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Mi mamá, mis hermanos y yo, 1998 |
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