05 de mayo de 2019


Eres una excelente novelista. Nunca he escrito una novela. Lo sé, lo eres. No conozco muchas palabras pero, sin duda, mis favoritas son los sustantivos: mar. Las que menos me gustan son las conjunciones, ese afán de unir, de concatenar, ¿cómo hacer un pequeño conjunto de lo indecible? Si no digo, si no nombro, me aniquilo, suprimo esa oportunidad al hallazgo. Ahora, si no se buscara el encuentro, si solo fuese mi nombre anclado, mi único nombre, sin un "ni" sin un "porque" sin un "y", ¿sería yo menos digna de este texto que no envío?  Te pregunto a ti, que tampoco conoces todas la palabras pero tienes otras, unas distintas.

¿Quieres matarte? No, no creo. No, no quiero. La figura retórica que más aborrezco es la onomatopeya. Me parece de mal gusto imitar el sonido de las cosas, de los seres, anularlo en una sílaba. ¿Cómo hace un perro que ladra feliz? ¿Cómo hace un perro apaleado? ¿Cómo hace, cómo suena, un tren enorme que cae sobre un río? ¿Cómo hago en caminatas nocturnas? ¿Cómo el llanto, a qué nivel, con qué tono? Sí, las onomatopeyas son un invento absurdo, un intento de alarido, una burla a la euforia, al dolor, al pánico, al júbilo, una burla a lo que cruje y siente. Sin embargo, ¡ay!  solo soy grito, murmullo, y quisiera saber cómo escribírtelo antes de ampararme en silencio. Que también sé callar, sí. Hanni Ossott decía que ante un duelo por la cosa perdida hay dos salidas: escribes o mueres. Si no digo, si no clamo, no existo. No, no fue Hanni Ossott, fue Julia Kristeva, pero yo lo mezclé en un sueño sobre mi cuerpo perseguido en la noche. Ahora no sé quién lo dijo, pero se dijo, y no en una onomatopeya. Más que el grito, es el tipo de grito. Más que el amor, es el tipo de amor. Más que la soledad, más que el agua, más que la intemperie, es el refugio, el sosiego, lo luminoso en la nada. He estado ensombrecida tanto tiempo, guardando mis pocas palabras, mis monosílabos, mis intentos de oraciones no unimembres, donde soy acción y no solo pensamiento. He estado tan ensombrecida y tan sola.  Quería contarte sobre mi terror a las palabras que desconozco, a lo que no sé nombrar, a lo que nunca (te) diré.

D.N 

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